La Señora de Guadalupe no habita los muros, sino las grietas. No se queda en los altares, sino que se desplaza en los bordes del mundo, donde lo humano se rompe, donde la esperanza tiembla como vela a punto de apagarse. Ella es la mujer de manos amables, de mirada honda, de piel morena comoSigue leyendo «Tonantzin Guadalupe: Nuestra Señora buscadora.»
