Exvotos: un conjuro contra la violencia de género en América Latina

Por Viridiana Bolaños Hernández

El exvoto era una tradición popular entre las clases medias y bajas de México y también presentes en otros países de América Latina. Los exvotos alguna vez fueron expuestos en las iglesias, como constancia de los milagros concedidos a los devotos que habían pedido ayuda, a algún santo o alguna Virgen, en un momento difícil de sus vidas. Y en la actualidad se encuentran expuestos en algunos museos de arte popular.

“Le agradezco a la Virgen de San Juan de haber salido con vida y que no me haya embarazado DESPUÉS de que me asaltaron y violaron unos maleantes. Sofía GARCÍA Mendez. México. D.F. 1975”.

“La Sra. Fernanda Robles sufría mucho pues su marido tomaba mucho y tal paresia que se le metia el diablo y ya bien borracho la quería matar a golpes, pero en ese terrible momento se encomendó a nuestro Sr. Jesucristo y él le hizo el milagro que su marido dejara de tomar. México, D.F. 1973”.

Sofia Garcia y Fernanda Robles son algunas de las muchas mujeres, y hombres, que mandaron plasmar a modo de agradecimiento en una pintura llamada exvoto, el milagro que la Virgen les hizo.

Redactados en mayúsculas, sin tildes, con faltas de ortografía, a veces sin fecha, así eran los textos, que acompañaban a una pintura de pequeñas dimensiones, con trazos descuidados y colores vivos. Con la figura celestial a un lado o en la parte superior de la pintura. La estética era lo de menos, la intención era agradecer y mostrar a otros que si tienes fe, ésta te salvara en los peores males de la vida cotidiana.

Un exvoto para gracias por la intercesión divina de…

Algunos exvotos resultan graciosos por la forma en cómo se describe la dificultad o problema que aquejaba a la persona. Maridos infieles, jóvenes que creían en criaturas sobrenaturales, hijos descarriados, mujeres en busca del amor. Pero que en el último minuto y gracias a la intercesión de los santos, lograban que: el infiel no fuese atrapado in fraganti, que el fantasma huyera, que los hijos se volvieran trabajadores, y que algún galán dispuesto a casarse, apareciese en escena.

«Yo Roberto Pilar da las gracias alas Animas del purgatorio por alludarme con que yo soy putito desde niño pues me gustaron las muñecas y me vestia con la ropa de niña y me pegaran mi papá y luego andube con el portero el carnicero y gracias a las animas me sali y vivo como mujer y te dedico este exvoto. Mexico Tlalpan a 11 de Enero de 1970»

Sin embargo el problema no resulta gracioso para los que observan estos cuadros, que hoy en día están expuestos en los museos. Existe una gran cantidad de exvotos que hablan de las pesadumbres de las mujeres en el pasado y no tan pasado. Violencia de género, violencia sexual, machismo, pobreza, soledad y enfermedad, han quedado plasmados en estas pinturas como huella de que la historia permanece viva y de que la violencia no ha desaparecido.

Una promesa hecha pintura – el origen de los exvotos

La palabra exvoto deriva del latín ex y voto, que significa “promesa”. Los exvotos pertenecen a una larga tradición europea, la cual fue implantada en la Nueva España [1] por la Iglesia católica. Aunque sería hasta después de la independencia de México (1821) cuando ciertos materiales, como la lámina de cobre, se abarataron. Lo cual permitió que a partir del siglo XIX hasta gran parte del siglo XX, las clases bajas accedieran a dichos materiales para elaborar los exvotos [2].

«Al Señor del Saucito las gracias le doy porque que mi esposo Macario ya no me pega y lla dejo de emborracharse i ora vibimos muy felices. Felisa Montes. San Luis Potosí, 1960».

Una muestra de la religiosidad de las clases bajas, se ve plasmado en los exvotos pintados. Es así como podemos ahondar en aspectos sentimentales y sociales de la vida de aquellos que no dejaron otro tipo de testimonio. Principalmente, el rol de las mujeres en la sociedad se verá presente en dichas pinturas y el fuerte lazo que crearon con la Virgen y sus diferentes advocaciones. Primero para tratar de atenuar sus problemas cotidianos y en segundo término, por el hecho de que la Virgen  también es  mujer y madre. Y quien mejor que otra mujer, para entender y proteger las pesadumbres de una mujer, madre o hija.

Las mujeres, pilares del hogar y de la religión

Las mujeres tenían como único fin ser esposas sumisas y dedicadas a sus maridos. Procrear era fundamental para consolidar la femineidad de cada mujer. Sin embargo la ciencia médica atribuyó a la mujer tanto la infertilidad como las altas tasas de mortalidad infantil.

Cuando la ciencia fallaba, la religión estaba ahí para socorrer a esas mujeres [3]. Por eso uno de los temas más recurrentes era sobre embarazos fallidos e hijos enfermos. Como expresa un cuadro de 1895, “milagro que yso Maria Santisima de los dolores a Maria Refugio esposa de Felipe Suñiga que habiendo tenido sus partos tenia sus niñios muertos y se encomendó a maria santisima que teniendo este niño ofelesidad le presentaría este Retablo”.

Callar ante el maltrato – la realidad tras los exvotos

Los exvotos que mencionan abiertamente  la violencia en el hogar y el acoso, son muy escasos antes del siglo XIX, ya que existía una larga tradición en el que la mujer estaba subordinada a la figura del hombre, primero a la del  padre y después a la del esposo, aspecto que permitía una clara tolerancia al maltrato sufrido, e incluso estaba justificado por la sociedad y el Estado. Golpear a la esposa y a los hijos era una de las tareas de un buen esposo y padre, solo así se corregían los malos hábitos.

Ana María F. de Falado mandó a hacer un exvoto en el que se lee: «Dedico este retablo a la Santísima Virgen de la Soledad que me salvó de la ira de mi esposo cuando pretendía matarme porque las malas lenguas le contaron que yo lo engañaba, como esto era una vil calumnia y la Santísima Virgen todo lo sabe lo hice entrar en razón y me salvé de morir por las malas lenguas”.

Patricia Arias, historiadora, formula la hipótesis de que los exvotos que se refieren a las agresiones hacia las mujeres, los curas los retiraban de la muestra. Por lo que las mujeres víctimas de esta violencia son silenciadas. A partir del siglo XX, será más común ver exvotos sobre la violencia ejercida por parte de hombres ajenos a la familia de la víctima.

«Al salir de mi trabajo fui atacada por unos vagos espantada implore a la Virgencita de Guadalupe y fui salvada por un señor que oyo mis gritos evitando que me violaran. Virjinia Colonia Vellavista México D:F. Noviembre 1998″.

Exvotos como muestra de gratitud

Mostrar los milagros concedidos por medio de un exvoto, era una forma de conexión entre la divinidad y la creyente. Pero también como un medio para decirles a otras mujeres que no estaban solas, solo era cuestión de fe y devoción, para conseguir la ayuda de una divinidad.

«Doy grasias por el milagro de aberme librado de un peligrozo hombre La Santisima Vgn. San Juan de los Lagos. 18 de Junio. 1940. Aguascalientes. Ags. Anjela. Gonzales».

Los exvotos no solo fueron una comunicación entre fieles y divinidades religiosos también son hoy en día una ventana a la historia. Son el medio para conocer la forma de vida, experiencias tristes y alegres de las clases más pobres y olvidadas del México de ayer.


Suscríbete y recibe nuestras novedades por email.

Blog

Deja un comentario